Me siguen

miércoles, 8 de agosto de 2012

No acostumbro a hacer esas cosas...



Caminábamos a la par por la calle Florida, una tarde de verano... él un poco más rápido que yo, me costaba seguirle el paso.

Lo vi... y me gustó tanto que no podía dejar de mirarlo... no acostumbro a hacer esas cosas... tampoco a seguir gente por la calle...

Zigzagueaba entre la gente rápidamente y yo...... zigzagueaba detrás de él...


Al cruzar Córdoba me puse a la par... y lo miré fijamente...... le hubiera dicho un piropo de bonito que estaba...! pero... no acostumbro a hacer esas cosas... tampoco a seguir gente por la calle...

Casi le pregunto la hora... o... para dónde estaba el obelisco... o cualquier tontería con tal de oír su voz... pero... no acostumbro a hacer esas cosas... tampoco a seguir gente por la calle...


Lo seguí por toda Florida y luego por Perú... dobló en Yrigoyen hacia el río... y un grupo de turistas me impidió el paso... cuando llegué a la esquina ya no estaba... caminaba tan rápido... ¿a dónde iba con tanto apuro...?
Di vueltas... lo busqué... pero no lo encontré..... no acostumbro a hacer esas cosas... tampoco a seguir gente por la calle...


No volví a verlo... estaba cansada, hacía calor, busqué un lugar dónde sentarme a tomar algo fresco... doblé por Defensa y en la esquina con Alsina, frente a la Basílica de San Francisco hay una pequeña plazoleta con cuatro estatuas que representan "La Navegación", "La Industria", "La Astronomía" y "La Geografía".


Allí se reúne un grupo de artesanos que exponen y venden tarjetas y cuadros pintados a mano... y ahí estaba...!!  sentado en un banco conversando con otras personas... podría haberle preguntado por algún cuadro... pero al verlo de frente me dio tanta vergüenza que me fui... porque... no acostumbro a hacer esas cosas... tampoco a seguir gente por la calle...

Llevaba remera larga, bermudas y sandalias de cuero... cabello largo canoso y levemente ondulado, atado en forma de cola de caballo alta... sus ojos eran oscuros de mirada profunda y brillaban... piel tostada por el sol del verano... alto, bastante alto... con barba y bigote bien cuidados... lo observé un largo rato... no acostumbro a hacer esas cosas... tampoco a seguir gente por la calle...

Pero ahora que hago memoria para describirlo... me doy cuenta de por qué me gustó tanto...

......se parecía a vos...

Reina




miércoles, 1 de agosto de 2012

El prínzipe Zapo



El prínzipe zapo
tenía un gran problema...
creía que eztaba encantado
y que nezezitataba
una prinzeza para zer feliz...
Era un tanto egoízta...
no zabía pedir perdón
y ziempre creía tener la razón...

El prínzipe zapo moría de amor...
por una rana un tanto menor...
pero zu amada lo dezpreziaba
y lo hazía zentir inferior...

El prínzipe zapo lloraba
zolo en un rincón...
porque a todoz alejó
para llorar zolo zu amor...

"Yo puedo zolo", dezía...
mientraz le pazaba la vida...
la noche ze hazía zol...
la luna ze hazía día...

Y el prínzipe zapo moría...
zin ver que máz allá,
una fea rana,
que no era prinzeza ni nada,
croaba y croaba zin parar...
tratando de llamar zu atenzión,
ezperando que algún día
dezviara la mirada
y quedara prendado
del canto de la fea rana
que tanto lo amaba...
porque vio zu corazón...


Reina


Nota:

Cuando alguno de mis hijos se pone tozudo y quiere hacer las cosas sin pedir ayuda, los demás le decimos: -"Yo puedo zolo"... era el parlamento de un cuento infantil, protagonizado por un príncipe testarudo y seseoso... 

Este cuento fue escrito ya hace algún tiempo, tanto que casi no me acordaba, especialmente para La charca de las ranas y pertenece a una extensa y bella colección de cuentos de sapos y ranas... los invito a pasar por La charca de las ranas  majestuosamente dirigida por la rana Puck. :)

Reina


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

pececitos