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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Bajo el sauce



Cuando voy al trabajo tomo por una callecita angosta llena de árboles frondosos que enredan sus ramas de una vereda a otra...
Me gusta esa calle... es especial... a veces está tapizada de semillas... a veces de flores violeta de Jacarandá... a veces de rojas hojas de otoño...

Pero lo que más de gusta de ella es el Sauce...

Casi al final de la calle, donde más se angosta, crece un sauce cuyas ramas llegan al medio de la calzada... y ha crecido tanto que sus hojas caen como una cortina...

No transitan muchas personas por ahí... quizás porque le molesten las semillas o las hojas... mejor así... es un paisaje dentro de mi barrio que siento sólo para mí...

Algunos rodean al árbol... otros corren sus ramas como si corrieran una cortina... pero a ninguno le es indiferente el viejo sauce...
Yo lo traspaso...

Camino entre sus ramas...

Dejo que sus hojas me despeinen...

Cada día, al dar la vuelta a la esquina temo que lo hayan podado... pero siempre está ahí... recogiendo las penas de cada uno que se deja acariciar por sus ramas...
Por eso llora... por eso le llaman sauce llorón...

Algunos tienen sus ramas retorcidas... a esos les dicen sauces tortuosos... me dan pena... creo que deben haber acariciado a muchas almas tristes y atormentadas...


Reina

 

Les dejo acá una de las tantas leyendas del sauce llorón...

Una dama oscura y solitaria entre los mortales siempre hablaba con un árbol, de sus desventuras y amores...
Tan limpio era  el corazón de esta dama, que el árbol se enamoro de ella.
Todos los días se veían, fuera noche o día, el árbol siempre la escuchaba en las conversaciones, deseaba abrazarla cuando lloraba o reír junto a ella cuando se alegraba, pero solo era un árbol, sin movimiento, solo tenía alma.
Pidió mil y una vez a la noche que le dejase expresar su amor para poder saber si su amada le amaría de verdad o no.
Hasta que con un rayo del cielo, la noche, en el árbol, escribió dos nombres:
"Sauce ama Enia" , rodeado de un gran corazón.
Cuando a la mañana siguiente la dama apareció y sus ojos se clavaron en la llamada de amor, corrió asustada lejos del árbol, a quien no volvió a ver jamas.
¿Cómo un humano iba a amar un árbol, si sólo es madera y savia? se dijo el árbol.
Lágrimas y más lágrimas cayeron de sus ramas formando largas y caídas redes de hojas en forma de gotas, nunca dejó de llorar... y a sus pies creció un río... así al gran sauce desde entonces se lo llamó el sauce llorón...

Pintura: Sauce 
Pintor: Joaquín Lera
Fotos: Sauce y Sauce Tortuoso
Leyenda: extraída de la red 

4 comentarios:

  1. Quisiera ver alguna vez llover, sentado debajo de un sauce llorón.
    Me dijeron que las gotas se precipitan por sus hojas, de forma ordenada, sin prisa...
    Creo que me lo dijo un hada del bosque, o eso o es que me tomé algo raro ese día :P
    Un beso Reina. tq

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  2. Vicente... no sé si habrás tomado algo raro... pero hay que comprobar eso de la lluvia bajo el sauce... Aunque mi sauce está en la ciudad... igual debe ser... muy romántico...
    Al fin que va a empezar a gustarme la lluvia... ;)
    Un beso

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  3. Es una historia muy linda, la lluvia debajo del sauce llorón abrazado con una persona al que uno ama debe ser un momento magico!

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  4. Anónimo... la lluvia es mágica cuando uno está con la persona que ama.... :)

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