Arriba: Almafuerte (P.B.Palacios)
Abajo: Borges (Jorge Luis)
Y el jamón del medio: mi querida Sil...
Que lo disfruten...
Reina
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¨No existe un lugar donde corramos mayor peligro
que en la memoria de los demás.¨
P.B.Palacios
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La gota había rebasado el vaso. Después de andar tantos caminos y jamás lograr ni siquiera divisar Roma, no era difícil suponerlo.
Muy decidido, se acomodó frente a la máquina de escribir y tecleó con furia:
¨¡ Maldita desagradecida, por fin te saliste con la tuya ! Ya podés festejar que me sacaste de encima…¨
Arrancó el papel y después de hacer un bollo, lo tiró al cesto.
Volvió a repetir la operación, con otra hoja bien situada y las diez yemas sobre las teclas:
¨ Te escribo por última vez. Nunca imaginé que tu indiferencia llegaría hasta este extremo. ¿ Cómo pudiste ignorar tanta ternura? ¿Cómo es posible que mi cariño no te hiciera mella? ¡Qué poco te hubiera costado hablarme de frente…!
Otro bollo apilado en el cesto de basura.
Con ademán automático y términos algo más suaves, ensayó un nuevo texto posible:
¨No puedo culparte por no quererme. Nadie elige ser o no ser el gran amor de alguien, ni decide amar o no amar.
Sé que los corazones no digitan sus latidos, y sin embargo, no puedo aceptar que no me hayas querido...¨
El bosquejo de carta tuvo idéntico destino que sus antecesores, pero arribó al cesto con menos violencia.
Definitivamente, el aporreo de las teclas en la máquina iba menguando la furia.
Al término de media hora, los bollos de papel arrugado llegaban a nueve.
Las frases de las cartas malogradas registraban todos los tonos: la ira, la desazón, la desesperación, la tristeza, la indignación, la resignación, la renuncia …
-Penosa analogía... - pensó- la de aquellas hojas abolladas con la de su abortada historia de amor y aún así, todavía le quedaban energías para intentar una décima carta.
Fue en ese instante cuando descubrió con cierto estupor que ya no había papel.
Por extrema meticulosidad y previsión, jamás se agotaba su reserva de hojas en blanco, pero había ocurrido. Justo esa noche, justo en ese momento.
Creyó interpretar un mensaje subliminal en esa carencia o quizás una señal. Una especie de mandato íntimo que le decía que nunca más debía volver a escribirle a ella.
Ya le había dicho todo.
Ya no quedaban cosas por decir...
Ya no quedaban cosas por decir...
Temió – ¡vaya si lo temió…!- no poder volver a escribir una sola palabra por mucho tiempo (o nunca más) si ya no se dirigía a ella, pero se resignó a esa posibilidad, suspirando con la paciencia y el alivio espontáneos que siente una persona cuando logra liberarse por fin de cadenas afectivas perjudiciales y de ansiedades tan tóxicas.
La calma se hizo de pronto, milagrosamente, con la suavidad del arco iris que gana metros de cielo a la tormenta.
Se inclinó sobre la montaña de papeles arrugados y con mucho cuidado hizo que el fuego silencioso y purificador los devorara con su implacable zarpazo rojo.
Decidió sumar a esa pequeña hoguera todos los sentimientos que tuvieran que ver con aquel torturante amor y destruirlos junto con el papel.
Fue entonces cuando se dio cuenta de algo: Ella jamás le había mandado una carta.
No tenía nada de ella para quemar… salvo su recuerdo.
Concluyó que ese detalle no revestía mayor importancia, porque al fin y al cabo, cuando transcurrieran unos pocos minutos, sólo habría una torre homogénea, gris, tibia y volátil, sin testimonio ni registro de aquello que había sido antes de convertirse en un montón de cenizas.
Con un leve giro, que equivalió a una estocada, le dio la espalda a la improvisada pira, que ya estaba cediendo en intensidad, y salió de la habitación en búsqueda del aire puro de la calle.
Después de todo, como dijo el más grande:
no hay otra venganza ni otro perdón, que el olvido.
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en FIN...
Silvina - Las últimas palabras
Voy a leerlo a su blog.
ResponderEliminarGracias.
Besos.
que tal..! pasaba a saludarte
ResponderEliminary a invitarte a pasar por mi blog..
he subido un texto nuevo..
te dejo un fuerte abrazo!!!
Gracias por tu bienvenida.
ResponderEliminarPrecioso texto.
Cariños amiga Reina
Muy buen regalo Reina...
ResponderEliminarFelicidades!!!!
Besos
Gracias, REINA.
ResponderEliminar:)
Toro... está tal cual... hasta con la misma foto... ;)
ResponderEliminarAllek... como ya te dijo Sil, cuando leas los mios, leo los tuyos... ;)
ResponderEliminarPor lo menos cambiá el texto, en todos los blogs pegás el mismo...!!!
La novia... excelente regalo...!!!
ResponderEliminarEmy... todas las personas sinceras son bienvenidas a mi casa... :)
ResponderEliminarSil... excelente sanguchito.... ;) he quedado llena.... :)
ResponderEliminarHasta parece que conocieras la historia... :)
Mi historia, Reina.
ResponderEliminar;)
Estimada reina: te invito a mi nueva casa,he dado muchas vueltas para regresar pero existen razones locas para estar de nuevo en la danza general.
ResponderEliminarBesos desde Montevideo.
Luis
Sil... no me refería a la tuya.... ;)
ResponderEliminarFlamel... me alegra tanto tenerte de regreso por acá...!!!
ResponderEliminarHabía visto tu otra casa pero veo que te mudaste otra vez...
Bienvenido sea el cambio mientras sigamos bailando...!!!
Un beso muy grande... ya voy por allá...!!!
Me gustó mucho la segunda: cómo se puede ignorar tanta ternura? eh?
ResponderEliminarMarcelo... a veces simplemente no entendemos... :(
ResponderEliminarCuando alguien es olvidado, deja de existir...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Antiqva... existimos sólo en el recuerdo de los otros... :)
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