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martes, 27 de enero de 2009

Espejos




El mundo está lleno de espejos…
El espejo ocupa un lugar importante en la mitología y las supersticiones de muchos pueblos.
La imagen que en él se refleja se identifica a menudo con el alma o espíritu de la persona, de ahí por ejemplo que los vampiros, que son cuerpos sin alma,
no se reflejen en él.
Cuando un moribundo está a punto de partir, es común que se cubran los espejos, por temor a que su alma quede encerrada en ellos.
En la antigua Grecia, la rotura del espejo anunciaba la muerte, es lógico si se piensa que la imagen reflejada es el doble del alma.
Los primeros espejos eran de metal pulido.
Los de vidrio se fabricaron en Venecia durante el siglo XV y estaban recubiertos por una lámina de plata.
Eran muy caros, y romperlos suponía esperar mucho tiempo, se hacían por encargo y las distancias eran largas, por eso un espejo roto equivalía a siete años de mala suerte.

Mucho se ha escrito sobre los espejos…
Cada espejo nos devuelve una imagen y cada imagen lleva un mensaje.
Yo tengo mi propio catálogo de espejos…

*mi espejo de aumento me grita, se empeña en mostrar las imperfecciones de mi rostro
*el pequeño espejo de mi cartera me recuerda que debo ponerme los anteojos
*el del bar me muestra la soledad ante una taza de café
*el de la boutique trata de convencerme de que todo me queda lindísimo
*el de la zapatería me muestra unos pies de princesa, aunque los zapatos me produzcan ampollas al caminar
*el de la calle… ese sí que es mentiroso, ni siquiera es un espejo, es un simple vidrio transparente que intentando ser lo que no es, refleja la imagen de todo
transeúnte que pasa… y si te parás frente a la vidriera te devuelve una figura difusa mezcla de luz de sol y penumbra de interiores…
Quiere, intenta, se esfuerza por hacerse pasar por un espejo, pero no lo logra, no tiene brillo necesario de los que nacieron para eso…

Dicen que algunos reflejan el futuro… y otros el pasado…
Pero como todos quieren olvidar el pasado y con el futuro nunca se está de acuerdo,
fueron archivados, arrumbados junto a un montón de cosas viejas que nadie quiere.
Pero de vez en cuando aparecen, en alguna kermesse itinerante y muestran un reflejo distorsionado...
Nadie les cree…
Pobres... causan risa…

En mi casa hay varios espejos, como en casi todas las casas…
El de mi baño refleja mi cara a la mañana, rastros de sueño, de no haber dormido bien…
Refleja el paso del tiempo, las arrugan que empiezan a mostrarse, la piel que ya no es tan tersa, las canas que a pesar de las tinturas se empeñan en aparecer cada día…
El espejo de mi baño es el que conoce cada detalle de mi rostro, el que sabe de mis estados de ánimo, de mis alegrías y de mis angustias.
Con sólo verme ya presume cómo será mi día…
Con sólo verme busca consolarme… alcanzándome algo de maquillaje para que mejore mi aspecto…
Algunas veces una simple hebilla para el pelo basta.
Me conoce más que yo misma porque me mira de frente, directo a los ojos y me dice la verdad.
A veces me dejo engañar por otros espejos, como por ejemplo el de mi cuarto, que me muestra de cuerpo entero haciendo un esfuerzo por ocultar los
detalles que no me favorecen…
Y yo le creo… me hace feliz…
Así compiten día a día, uno con la realidad y el otro... el otro con la ilusión…
Pero yo no dejo que ninguno gane…
Necesito de los dos…

El último que se me ocurre y no por último el menos importante, no es de metal ni de vidrio es el de la mirada de la gente…
Si observamos bien, podemos vernos en los ojos de quien nos mira…
Si observamos bien, profundamente, podemos ver una sucesión de nosotros repetirse eternamente…
Si observamos bien, en los ojos de quien nos quiere podremos vernos nítidamente…
Aunque a veces, como con los espejos que reflejan el futuro, no nos guste la imagen que nos devuelve.

Reina

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