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sábado, 31 de enero de 2009
No la vió...
Apuraba el paso para llegar temprano esa noche, quería ver
el partido, se hacía tarde…
Dobló por Florida para cortar camino.
No la vio…
Estaba en el piso…
Rubia, espectacular, todos los hombres la observaban
y las mujeres también, no era para menos.
No la vio…
La gente se amontonaba, era hermosa, allí tendida,
una verdadera obra de arte.
No la vio…
Cuando se encontró frente a la muchedumbre se abrió paso
un poco empujando y en un claro, entre hombro y hombro
rápidamente pasó.
No la vio…
La pisó… pero no la vio…
La gente protestó…
- Eh..!!! Cuidado…!!!
- Qué hacés ?
- Mirá dónde pisás…!!!
- Animal...!!!
Pero siguió casi corriendo, sin hacer caso a los reclamos,
llegaba tarde…
Alcanzó el tren, tuvo que correr, ya las puertas se estaban
cerrando… subió al último vagón y caminó aliviado hacia
delante para estar más cerca de la salida.
Encontró un asiento vacío, se acomodó, tomó el diario,
respiró profundo reponiendo el aire y comenzó su viaje…
Al llegar a casa su mujer lo esperaba con una cerveza helada,
hacía mucho calor…
- Llegás tarde, está por empezar…
- Si, si, doblé por Florida pero había una manifestación…
no sé… - dijo mientras se lavaba las manos en el baño.
Salió, bebió su cerveza y se sentó a ver el partido.
- Vas a darte una ducha en el entretiempo ?
- Si, claro.
Se sacó los zapatos y se metió al baño…
Le llamó la atención la mancha en la alfombra morada,
se agachó, la tocó, había algo amarillo y faltaban tres bucles…
Corrió la cortina para abrir la ducha…
Y estaba allí…
Ahora sí la vio…
Rubia, esplendorosa, llevaba un vestido amarillo muy muy
ajustado y muy muy corto, una verdadera obra de arte…
Ahora sí la vio y no supo qué hacer…
- Quién sos? qué hacés en mi baño?
- Vos me trajiste…
- Yo? Pero si acabo de llegar… no te conozco...
- En tu zapato, no me viste, en la calle, me pisaste y me
trajiste hasta aquí, quedé atrapada en la alfombra, me costó
salir, mi pelo se enganchó y le arranqué un pedazo creo…
La miró bien… no podía dejar de mirarla… entre sus cabellos
creyó ver los bucles perdidos de la alfombra…
- Querido te paso la toalla…!!!- gritó su mujer desde el otro
lado de la puerta.
Cómo explicarle…? no iba a creerle una sólo palabra,
ni él podía creerlo…
La puerta se abrió, corrió la cortina y rápidamente abrió
la canilla dejando correr el agua… tomó la toalla…
- Apurate que empieza el segundo tiempo…
Apoyó la espalda contra puerta y se quedó así unos segundos,
tomó aire, recuperó los latidos, se acercó a la ducha,
corrió la cortina…
No la vio…
Ya no estaba…
El agua corría con un tinte amarillento y atrapados en un
remolino estaban los bucles morados de la alfombra…
Se agachó, los tomó en sus manos y lloró…
Reina
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Es un relato hermoso, preciso y concreto. Y hasta, pienso, tiene su moraleja. ¡Qué absurda puede ser nuestra vida, anteponiendo cualquier estúpidez y dejando pasar la belleza que nos rodea!.
ResponderEliminarYo lo veo así, Reina.
Interesante. A mi me pasó algo parecido, supe en una época ser sapo. Cuando fuí desencantado gracias al beso de una princesa, su madre al encontrarnos en la cama, no le creyó la historia del sapo.
ResponderEliminarOtra visión: Siquiera lo casual puede modificar al destino, en este caso la monotonía de la cervesa y el partido, imana más fuertemente que la belleza y lo oportuno.
Me gustó. Felicitaciones
Julio.... jaja muy buena la historia del sapo...jaja
ResponderEliminarEs un cuento viejo y veo que está mal escrito... quizás ahora lo haría de otro modo... pero así quedo...
Es verdad que hay que saber ver aquellas cosas que pueden modificar nuestra rutina, por pequeñas que sean....
Me alegro que te haya gustado...
Gracias por comentar...
A ver: las oportunidades, la suerte, el amor oculto, las pequeñas cosas...todo lo esencial que no vemos...y un día ¡PUM! nos hacen llorar...o reir...
ResponderEliminarHéctor... eso es... habrá que estar más atento... verdad...?
ResponderEliminarUn beso